domingo, 27 de noviembre de 2011

Lo que empezó como un juego, acabó como una obsesión

Recuerdo el primer abrazo.
Puede que me lo dieses por darmelo, por quedar bien. Puede que incluso me abrazaras por pena, ya que no estaba pasando por un momento muy agradable.
También recuerdo el segundo.
Un poco más cálido, más sincero.
¿Y el tercero?
Me atrevería a decir que fue incluso bonito.
El cuarto fué más confiado, ya no tenías miedo de abrazarme y yo no tenia miedo de enamorarme. ¿Cómo iba a tener miedo a algo que ya era inevitable que sucediera?


Todos y cada uno de los abrazos que me distes, fueron únicos, y de los besos, preferiría no opinar..

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